RUFO DESTACA EN UNA TARDE DISPAREJA

RUFO DESTACA EN UNA TARDE DISPAREJA

Se lidiaron ejemplares de la ganadería de Jandilla de buena presentación pero de juego muy dispar, tres con poco motor y escasos de bravura. El tercer, y quinto  tuvieron mayor calidad.

José María Manzanares de azul noche y oro rematado en cabos blancos, no tuvo un muy potable toro en el primero de su lote, se revolvía pronto pero fue Manzanares quien con técnica autoritaria los guió para cinco tandas con ligazón y temple. Estocada en todo lo alto.

No fue definitivamente la tarde de suerte para Manzanares, el cuarto acusaba la falta de fuerza y en cada pérdida de manos la faena se venía a menos, pese a que el torero estuvo correcto en su técnica y procuró darle aire al toro para que después de cada tanda se recuperara; lo llevó de uno en uno a media altura, tratando de ligar pero sin forzar. Quiso entrar a matar recibiendo pero falló en varias  oportunidades

Pablo Aguado de burdeos y oro, ha coincidido con un manso total que no quiso ir al caballo; fue devuelto a los corrales, aunque físicamente no tenía ningún defecto. El segundo bis tampoco hizo mucho la diferencia, manso rajado; algo más de movilidad que el anterior, pero es que no quería acudir a la muleta y fue con tirabuzón que Aguado logró un par de tandas. Estocada de muy buena calidad y con exposición. Palmas.

En el segundo de su lote, parecía que se iban a entender toro y torero, pero Pablo Aguado no terminó por comprender el buen comportamiento del toro, que iba con la cabeza muy baja y era bueno; pero realmente no se vio configuración de faena, distancias muy cortas que ahogaron al toro, el público se desconectó y se fue un toro que había podido representarle una mejor tarde. Estocada de volapie. Silencio.

La tarde cambió de ánimo con Tomás Rufo en el tercero y su ejemplar que fue tan bravo y encastado. La faena de Rufo tuvo categoría, profundidad y conexión con los tendidos; el toro embestía con clase, continuidad y bajando bien la cabeza, por los dos pitones fue probado y aprobado. Una estocada completa algo contraría pero efectiva. Dos orejas, que podría haber sido una. Y fuertes palmas al toro.

El sexto quería embestir pero la fuerza no le daba y se fue quedando parado. Rufo puso el cuerpo por delante siempre, toreando en redondo y transmitiendo emoción a los tendidos. No abundó el temple y si la voluntad, las tandas con repetición conectaron con Sevilla. Mató en el sitio correcto y eso le dio una oreja merecida. Con esta abrió la Puerta del Príncipe.

Por: Carolina Baquero.

Carolina Baquero

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